La lámpara

Tú que funcionas de noche y día,

sólo con electricidad,

enchufada a la corriente,

yo pago las facturas mías,

me aporta mucha felicidad,

su calor no se siente,

su calor habitual es amarillo,

me alumbra toda la habitación,

y me quedo más tránquilo,

mi lámpara, mi adoración.

El bar

Dos hombres están en un bar, tomando unas copas, uno a cada lado de la barra, el bar está insólito, tres personas se encuentran en aquel sitio contando al camarero. Un hombre llama al camarero, dispuesto a hablarle.

-¡Camarero! Sírvame otra copa – dijo el borracho un poco entonado.

-Señor usted está un poco ebrio – contestó el camarero.

-¿Quién es el que paga?- le respondió el borracho al camarero, levantándose de la silla.

Una voz a lo lejos se oyó, desde el otro lado de la barra, cabizbajo y deprimido:

-¡Tú no eres nadie! – exclamó el hombre sereno que estaba sentado con su cerveza.

-¿Cómo que no soy nadie? Yo soy Juan Crespo, director de la empresa más grande de esta ciudad, la que te da de comer y de vivir – respondió el borracho al hombre sereno.

-¡No! ¡no! y ¡no! No eres nadie, todo esto es una ilusión eres fruto de mis pensamientos, no existes en la vida real, solo eres un sueño escrito – le responde el autor del libro que era el «sereno´´.

-¡Sucias mentiras! – responde el borracho.

El hombre borracho se volvió loco y salió corriendo del bar al escuchar esas palabras del señor.