La abeja y las hormigas
Había una vez una joven abeja obrera
que compartía colmena con sus compañeras,
sin réplicas o quejas debían servir
a la reina que las habría de dirigir.
La pequeña, altanera y ostentosa,
a la reina la creía muy poca cosa.
Orgullosa, altiva y sin humildad,
de sus compañeras no se creía igual.
-¡Estoy harta de vivir en este lugar
lleno de abejas que no me pueden igualar!
¡Aquí no hay nadie a quien pueda respetar!
Y sin decir más, abandonó su hogar.
Tuvo que luchar contra el viento y el mar,
el frío, el hambre y la soledad.
Y cuando sentía que ya no podía aguantar
vio a unas hormiguitas alegres caminar.
Las observó atenta, con curiosidad.
La líder las guiaba, ellas se dejaban llevar.
Si alguna lo necesitaba no dudaban en ayudar.
Eran una familia, hasta ella lo podía notar.
La añoranza la embargó y sin poder esperar
con la cabeza agachada puso rumbo a su hogar.
Avergonzada y arrepentida, con ganas de llorar
deseaba llegar y poderse disculpar.
Cuando al fin llegó y tomó valor
a todas sus compañeras pidió perdón.
Y ellas con bondad la decidieron perdonar
porque los amigos y la familia se han de apoyar.
La enseñanza que esta fábula pretende dejar
es que no importa tu talento o capacidad,
si te encuentras solo y nadie te puede apoyar
ninguno de tus talentos te traerá felicidad.
Publicado el diciembre 26, 2017 en Libro de 4ºB y etiquetado en fabula. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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