Archivo del Autor: mariasaavedrav

Querido hijo:

A ti verte triunfar veré,

siempre te querré,

aunque a veces me hagas enloquecer,

siempre me haces estremecer,

y mi sangre mover.

Alguna vez te tropezarás,

pero estaré para hacerte levantar,

te enfadarás,

te haré calmar,

y la vida te dejaré disfrutar.

Pobreza injusta

Se encontraba un hombre caminando solo por la calle balbuceando. Llevaba un abrigo viejo y con agujeros, unos zapatos rotos, un gorro sucio y una botella de alcohol en la mano. Se podría decir que no era un  afortunado, ya que era un sin techo.

Gira una esquina y se aproxima a la autora de este relato.

-Ey, tú, si tú, ¿te parece bien esto qué estás haciendo?

– Perdone pero no sé a qué se está refiriendo.

– ¿Cómo que no lo sabe? Por Dios no se haga usted la tonta.

– De verdad, señor, déjeme en paz.

-No, déjame en paz tú. Me has arruinado la vida y ahora actúas como si nada. Sabes que yo era un gran empresario que tenía todas las de triunfar en esta vida, hasta que llegaste tú y decidiste escribir esta estupidez de nivola.

-Yo únicamente me ciño a mi trabajo, que es escribir.

-Pues podría haber escrito sobre otra persona o algo positivo. Pero no, usted prefiere dejar a un joven sin techo, sin dinero, sin comida, sin su familia y por si le parece poco le vuelve alcohólico. ¡Me has arruinado la vida!

– Yo no lo veo de esa manera, nunca sabrás como puede terminar la historia, y yo que tú tendría cuidado con lo que me dices por no sé si te has dado cuenta pero tu futuro está en mis manos.

-¡Y encima me amenaza!-dice muy enfurecido-. ¿Sabes qué?

-Dígame.

– No me preocupa lo que me puedas hacer, total, peor no puedo acabar pero tú sí.

-¿Está usted seguro?-dice completamente segura de sí misma.

El hombre tras un arrebato de rabia se lanza sobre la mujer, y de un botellazo le produce la muerte.

Oda a la calculadora

Gracias a ti metas he logrado,

matemáticas he aprobado,

y el examen dio buen resultado

en mucho me has ayudado,

pues lo tienes todo calculado.

El logaritmo fuiste capaz de resolver,

cualquier premio has de merecer,

tu siempre tienes el as de vencer.

Calculadora me das la vida,

jamás has de estar prohibida.

 

 

Prométeme

Prométeme que no lo volverás a hacer,

¿acaso te parece eso una forma de querer?

El amor de nadie debes merecer,

¿por qué eres tan cruel?

 

Prométeme que cuidarás de alguna mujer,

que no la vas a hacer entristecer,

que no la harás empequeñecer

¿por qué eres tan cruel?

 

Prómeteme que seré la única,

que no se repetirá la película,

espero ser la última

¿por qué eres tan cruel?

 

Prómeteme que a nadie más has golpeado,

merecerías ser tú el maltratado,

el dolor me ha marcado

¿por qué tuvo que haber una víctima?

 

INSTANCIA

Doña Eva Martínez Silva, con DNI 13474972G, nacida en Santoña (Cantabria) el día 9 de marzo 1973 y con domicilio en la calle Fernando VII, número 9, escalera 3, puerta E, de Santoña

EXPONE

Que el día martes 17 de octubre de 2017 Eva Martínez Silva acudió al Instituto de Educación Secundaria Marismas con un justificante médico en el que se acreditaba que esta no podía realizar ningún tipo de actividad física debido a diversas lesiones en la zona del tobillo.

El profesor de Educación Física, sin ninguna piedad, hizo que esta realizara las actividades físicas expuestas en la clase a pesar de lesión. De esta manera el profesor puso en riesgo la salud de una de las alumnas haciendo que esta empeorase en su fase de rehabilitación realizando la perduración de su tratamiento. Este hecho no ocurrió un único día sino que se repetió durante las clases de una semana.

SOLICITA

Que le sean compensados todos aquellos daños y perjuicios realizados debido al esfuerzo físico indebido perjudicando así la salud de una de las alumnas. Se solicita una razón justificada de la realización de estos hechos y cuando esta sea obtenida se tomará la decisión de si este hecho debe ser denunciado o se hará pasar por alto.

En Santoña, a jueves 9 de noviembre de 2017.

Eva Martínez Silva

DIRECTOR DEL IES MARISMAS.


Las frustraciones de La Regenta

Qué sensación más asquerosa recorrió por todo su cuerpo. Jamás sintió una tan mala sensación, aquella era pasar todos sus límites, era demasiado repugnante. Tras aquel atroz hecho no se  pensó que esto por casualidad había ocurrido, sino que debía ser una señal del destino o una manera en le que Dios la indicaba que volviera a ser la fiel beata que era antaño. Frustrada, agobiada e indecisa no imaginó que el afeminado Celedonio pudiera ser el «príncipe azul» que le  recuperara sus ganas de vivir, pues este sería como un soplo de aire fresco en su vida, un bocanada de ilusión, un clavo al que agarrarse para permanecer respirando. Arrepentida de todo su pasado, quiso dejar de ser aquella mujer sin honra, joven pero con sentimiento viejo y adúltera, y poder ser como un canon ideal de mujer. Feliz con la nueva vida que le había otorgado Dios forma una familia junto a Celedonio.

 

La gacela y el guepardo

Un día en la sabana esto pasó:

la gacela al guepardo se encontró,

el guepardo a la gacela se enfrentó,

para saber cuál era el más veloz.

El público a verlo se situó,

y la gacela delante de este en ridículo quedó,

ya que el guepardo fue el que ganó,

a la gacela se la insultó.

Pero esto el guepardo  no lo permitió,

y a la gacela se unió,

porque la comparación a este no le gustó,

y a la gacela con dientes defendió.

No debemos comparar,

porque cada uno tiene su personalidad,

y si lo hacemos podemos dañar.

 

Soneto

Cuando a ti te veo aparecer,

siento que algo repugnante me toca;

tu cuerpo se parece al de una oca,

mi cariño no has de merecer.

Jamás me harás estremecer,

la mala leche que tienes no es poca,

eres peor que Juana La Loca,

lo tuyo no es resplandecer.

No debes de ser galardonado,

tu corazón tiene que estar herido,

en tu vida serás coronado,

Siempre te darán por perdido,

el resto de tu vida estarás apenado,

como si te hubieras ido.

Don Quijote, un auténtico médico.

Alonso Quijano, un humilde señor, pasaba tardes enteras viendo la serie Anatomía de Grey. Era su gran pasión, soñaba con ser un gran cirujano como el protagonista de la serie, Derek Shephered, y poder tener una mujer como Meredith Grey, otra gran cirujana. La obsesión por la serie llegó a ser tan grande que Alonso empezó a pensar que era Derek, llegó hasta el punto de entrar en el hospital e intentar colarse en un quirófano. Por este motivo fue detenido dos veces, pero como realmente no era un delito se le liberaba.

Alonso llegó a tener una enfermedad que consistía en que todo aquello que soñaba era real. Una noche soñó que estaba en el hospital de guardia con su mejor amigo Alex y tenía una de las operaciones más importantes de su carrera, lo cual le hizo que perdiera los nervios. Una vez que realizó la operación se tranquilizó y esta salió mejor de lo que él esperaba. El gran problema de ese sueño ocurrió a la mañana siguiente, en el hospital apenas había gente debido a que ese día era festivo. De repente entró Mark, el cónyuge de una antigua paciente que había fallecido en una de sus operaciones. Mark creía que la muerte de su mujer era causada por culpa de Derek, Mark llevaba una pistola y con esta mató a varios pacientes y enfermeras. Cuando llegó al lugar en el que se encontraba Derek no se lo pensó dos veces y le disparó una bala en el corazón. Ese día en el hospital solo se encontraban los cirujanos Owen y su mujer. Hicieron todo lo que estuvo en sus manos pero esto no fue suficiente, Derek acabó perdiendo la vida y su mujer, Meredith, se quedó viuda y con dos hijos.

Una vez ocurrido esto, Alonso Quijano creyó que había muerto debido a su enfermedad y no se levantó de la cama en dos meses, hasta que apareció un amigo suyo y le despertó. Alonso creía que había resucitado y preguntaba por Meredith, su amigo, al ver cómo estaba, decidió ingresarle en un manicomio. En este Alonso entró en depresión y se suicidó porque creía que su mujer, Meredith, había fallecido o no quería saber nada más de él.

 

TRATADO VIII

Cansado de que nadie me acogiera de una manera más o menos digna, decidí irme a Madrid, la gran ciudad en la que podría conseguir algo más de suerte. Allí encontré a un jefe de circo que buscaba un ayudante, yo me ofrecí y me llevó con él. La verdad es que comía bien pero el trabajo era muy agotador ya que trabajaba 14 horas diarias. La gente que trabajaba allí era amable, educada y graciosa, excepto el domador de leones. Nunca en mi vida me había reído tanto como en aquel lugar.

Un día el domador de leones me dijo que le acompañase y fuí, una vez allí me dijo que nunca tenía que haber venido al circo, que no era apto para el circo y que si en 12 días no me marchaba me iban a ocurrir cosas terribles. Tenía bastante miedo a aquel hombre y no dormía por las noches. Ya habían pasado doce días desde entonces y mi miedo cada vez aumentaba a más. Estaba tan asustado que decidí contárselo al jefe pero este me dijo que no le hiciera caso que solo me estaba poniendo a prueba. Por la noche conseguí dormir dos horas pero al despertarme me encontré uno de los patos del circo muerto en mi almohada y con su sangre ponía «márchate». Fui corriendo donde el jefe para mostrárselo pero solo se reía, yo no entendía como esa situación podía causarle risa ya que a mí me parecía que el domador iba muy en serio. Desayunando apareció el terrible domador y le pregunté por qué me estaba haciendo esto pero no obtuve respuesta. Los viernes eran los días del gran espectáculo y yo caminaba sobre la cuerda floja y hacía de ayudante del mago. Una vez en la cuerda vi como el domador se acercaba a ella con unas tijeras y en ese momento temí por mi vida. Antes de que la cortara decidí salir rápido de la cuerda pero el jefe me dijo que volviera que tenía que terminar el espectáculo, a lo cual respondí :

-Lo siento, señor, pero no puedo continuar, el domador quiere cortar la cuerda.

-Lázaro, cómo va a querer cortar la cuerda, todos los que estamos aquí queremos el bien del espectáculo así que, si quieres seguir aquí, sube y termina tu número.

La verdad yo no tenía claro si quería seguir allí pero me armé de fuerzas y decidí subir de nuevo. Pude terminar mi número pero seguía teniéndole un gran miedo al domador.

Por fin terminada la noche, el circo recaudó un total de 5000 maravedíes, todos estaban contentos y emocionados pues era una de las noches en las que más dinero habían recaudado. Posteriormente el jefe me dijo que acudiera a su caravana y así lo hice, quería hablarme sobre el tema con el domador. Una vez allí me dijo que no hiciera caso al domador que no estaba bien de la cabeza pero que era inofensivo y nunca había causado ningún daño a nadie y que con cada persona que se unía al circo hacía lo mismo pero aquello no me dejó del todo tranquilo ya que yo seguía teniéndole miedo a aquel hombre. A la madrugada del sábado el domador vino a mi cama y me dijo que le siguiera, yo obedecí ya que negarme no era una buena opción. Me llevó a un lugar bastante extraño sin tránsito en el que únicamente había un pozo. Me dio un latigazo para debilitarme y me cogió para tirarme al pozo, pero afortunadamente un transeunte paralizó la escena.

Este me llevó de vuelta al circo y al domador le llevó al cuartel. El jefe y yo acudimos al cuartel en busca del domador pero a este o le dejaron salir porque un psicólogo que le evaluó le diagnosticó un trastorno psicológico que estaba desarrollando especialmente conmigo. En aquel momento el jefe se preocupó por mi estado pues era el único de mis amos que me tenía cariño. Cuando regresamos al circo me dio una bolsa con 100 maravedíes en forma de perdón por no haberme creído. Me quedé en el circo por el resto de mi vida, pues por fin encontré mi sitio y por fin era feliz.